El lenguaje corporal
no es el mismo lenguaje mental, o el lenguaje emocional.
El cuerpo tiene su propio lenguaje… habla
cuando nos aturdimos con nuestra mente, o con nuestros sentimientos, cuando hay
muchas voces externas y nos dispersamos.
El cuerpo habla y llama la atención para
que volvamos a esta integración holística que somos, una unidad, cuerpo, mente y
afecto.
Nuestro cuerpo es nuestro
modo de ser y estar en el mundo, el modo de vincularnos y relacionarnos.
Si no lo hacemos bien duele, tira, tensiona. Se llena de síntomas, miedos,
pánicos.
¿Cómo volver a habitar el cuerpo? Como
decíamos... dos ejercicios naturales que Dios nos regaló al nacer... la
respiración y el estiramiento.
Podemos hacerlo de dos modos...
como mera gimnasia o en el sentido hebreo, “ejercicio es hacer con fe”,
es decir podemos hacerlo como oración, como encuentro en nosotros mismos
la naturaleza humana y la
naturaleza espiritual.
Cuando tocamos esa integridad vuelve
a ordenarse nuestro ser en la vida y en el amor, encontramos la
paz y el sentido de la vida.
Déjate respirar lento suave y
profundo inhala y cuando largas el aire
relájate en ella. 5 o 10 minutos todos los días. Si estás muy agobiada,
realízalo varias veces al día.
Y que la paz este contigo.
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